Escrito por Merrick Hoben
05 de octubre del 2020

 

Si el balance de la crisis global de salud de este año, las turbulencias económicas, los levantamientos por justicia social y las condiciones climáticas extremas indica algo, es que existe una necesidad innegable de mover no solo nuestros corazones hacia un entendimiento más profundo, sino también movernos hacia el trabajo de un mayor cambio. Como profesional de la resolución de conflictos desde hace más de 20 años, hoy más que nunca, me siento convocado para crear espacios en donde se pueda generar un diálogo significativo y necesario.

Sin embargo, preparar las condiciones necesarias para este tipo de interacción puede resultar abrumador. Requiere mucha experimentación, ensayo y error. De hecho, cultivar estos espacios implica crear compromisos que permitan a los participantes con puntos de vista, creencias y valores diferentes - y a menudo opuestos - dar un paso atrás para tomar perspectiva, reconocer la humanidad inherente de los demás y escuchar profundamente y responderse unos a otros. En otras palabras, tales esfuerzos deben centrarse primero en la dignidad, lo que requiere nuestra presencia plena y una cantidad considerable de tiempo.

El Camino hacia la Dignidad en el Dialogo

En los últimos años, con la ayuda de mis colegas1, he refinado un marco de referencia (o lente) que me ha ayudado a diseñar procesos multiactor centrados en la dignidad de manera más eficaz. Yo llamo a esto Diálogo Digno, compuesto de Reconocimiento, Influencia, Reciprocidad y Claridad. Este marco evolucionó en mi práctica a medida que encontré más y más conflictos que estaban siendo alimentados por profundas diferencias en la identidad y la experiencia vivida, así como por historias de desequilibrios y asimetría de poder y discriminación. Las siguientes cuatro preguntas me ayudan a mejorar el diseño y medir el potencial de "dignidad en el diálogo". No resuelven todos los desequilibrios, asimetrías, inequidades y desafíos estructurales que podrían estar presentes2, sin embargo, cuando se les presta suficiente atención, abren la posibilidad de conversaciones más transformadoras y de solución de problemas.

  • "¿Las personas afectadas sienten que sus preocupaciones y aspiraciones han sido profundamente escuchadas y reconocidas?"
  • "¿Tienen un sentido de influencia en términos de cómo resolverán sus problemas y en qué términos y condiciones?"
  • "¿Están sintiendo la experiencia y contribuyendo al involucramiento recíproco como un intercambio constructivo, tanto en palabras como en acciones?"
  • "¿Tienen una sensación de claridad sobre el proceso en sí, es decir, entienden lo que vendrá después, pueden acceder a este involucramiento de manera justa y la manera cómo los próximos pasos abordarán sus preocupaciones más profundas?"

Mi viaje hacia el Dialogo Digno

Mi historia profesional da algo de luz sobre cómo estas preguntas han llegado a ser centrales en mi trabajo. Como estudiante, hace mucho tiempo, me dirigía por una ruta técnica para abordar problemas ambientales. Al principio de mi carrera, acepté trabajos tanto en los Estados Unidos como en Centroamérica que implicaban la resolución de conflictos complejos sobre recursos, y rápidamente me di cuenta de que el diseño de las conversaciones era tan importante como los datos que las sustentaban. Cuando comencé mi carrera en CBI, me dediqué a comprender los enfoques de negociación y facilitación basada ​​en intereses para ayudar a las partes a aclarar sus preocupaciones, explorar opciones, hacer intercambios entre prioridades y llegar a acuerdos. Pero a medida que mi práctica creció y la complejidad de los problemas que enfrenté se expandió, me sentí perplejo, especialmente en situaciones con historias de traumas compartidos, grandes diferencias en la experiencia de vida de las personas y necesidades básicas en juego.
 
Ya sea para reunirme con líderes de las aldeas del Delta del Níger que luchan por lidiar con los impactos de la extracción de petróleo y gas y un gobierno nacional disfuncional, hablar con campesinos hondureños y empresas que habían experimentado encuentros violentos por el conflicto de tierras de producción de aceite de palma, o involucrar a ex guerrilleros, gobierno local y empresas en las zonas rurales de Colombia: las herramientas y técnicas de negociación de mi formación simplemente no fueron suficientes. La gente había sufrido pérdidas significativas y su humanidad básica se sentía amenazada por poderes distantes, que a veces les eran indiferentes. Había más que intereses en juego: sus vidas, valores y comunidades, así como sus identidades personales y profesionales, estaban en juego.

Basado en el Reconocimiento

Para mí, el primer paso antes de cualquier diálogo es basarnos en el Reconocimiento de las partes interesadas. En primer lugar, significa dar legitimidad a las necesidades y experiencias de las partes interesadas, es decir, un sentido de testimonio. Este es un pilar fundamental muy transitado en la mediación, la negociación y la facilitación que a veces se lee sin mucho esfuerzo y sin mucha atención en los libros de texto, cuando es todo lo contrario. Más bien, es una habilidad cultivada que a menudo se desarrolla en profundidad junto con la experiencia de uno con la adversidad. En este sentido, nuestro objetivo como facilitadores no es solo empatizar, sino brindar el espacio y la estructura para que ocurra la escucha “activa” y el reconocimiento profundo, y a su vez para que cada participante se sienta escuchado y reconocido tanto por nosotros como por las demás partes interesadas.
 
Cuando trabajé en Honduras y Guatemala en disputas sobre aceite de palma, por ejemplo, el solo hecho de reunirme con los actores interesados de la comunidad en sus propios términos y en sus propios hogares envió una señal sobre mi intención de reconocer sus realidades. Antes de mi llegada, nadie los había visitado en sus términos. Mi objetivo era mostrar curiosidad y aprecio por su experiencia vivida, aunque no pudiera compartirla. El hilo sutil aquí es la expresión de una empatía genuina que, a su vez, permite a un mediador / facilitador "caminar por los límites" entre experiencias y, por lo tanto, transmitir estas experiencias a otros como un conjunto de problemas que son profundamente emocionales y sustantivos, que ofrecen los componentes básicos para el diálogo digno.

Aumentar Influencia

A continuación, creo que es esencial que las partes sientan la experiencia de la Influencia. La influencia es crucial para una participación con compromiso en un proceso de diálogo. Los participantes deben sentir que no solo tienen interés en estar allí, sino que también tienen un sentido significativo de influencia y control sobre el proceso en cuestión, y sentirlo como suyo. Los profesionales deliberativos demuestran la importancia de proporcionar influencia y sentido de propiedad a los participantes de varias maneras, desde Mike Hughes, quien da a los participantes el control total del proceso de diálogo con su estructura de "cuatro sillas" (“four chairs” structure Forester & Weiser, 1995), hasta Bill Diepeveen, quien asegura a los participantes que tienen el control total del proceso con la facultad de retirarse en cualquier momento (Forester, 2005).
 
En mi trabajo, busco proporcionar un sentido de influencia de diversas maneras al alentar a los participantes a involucrarse, asumir la responsabilidad y co-crear el proceso mismo. En Nigeria, nos propusimos diseñar nuestra evaluación de intereses y situación y la búsqueda conjunta de información con las partes interesadas de la comunidad y la empresa, ayudándoles a convertirse en los impulsores de la recopilación de datos y su análisis conjunto. Al enmarcarlo como una Evaluación Participativa de Actores Interesados, aprovechamos su sentido de propiedad sobre el diseño, los hallazgos y los resultados. Como resultado, este principio de influencia también puede extenderse a los detalles más pequeños de interacciones aparentemente menores. Por ejemplo, en la virtualidad impulsada por la pandemia de hoy, al comenzar una charla o presentación con actores o partes interesadas, a menudo busco asegurar la influencia preguntando a los participantes conectados en línea: “Díganme una cosa que necesitarán de la conversación que estamos a punto de tener." Luego les indico que pongan sus comentarios en el espacio del chat de la plataforma y les dejo reflexionar sobre sus respuestas durante un minuto. La contribución de los participantes, a su vez, se convierte en un acto de formación conjunta o co-creacion de lo que está por venir, en lugar de simplemente recibir la charla o presentación.

Desarrollar Reciprocidad

Pero el reconocimiento y la influencia solo pueden llevar a las personas hasta cierto punto. La Reciprocidad, o el sentido de ida y vuelta constructivo, va más allá del reconocimiento hacia el ámbito del involucramiento, así como también hacia el delicado camino de la construcción de confianza. En un diálogo sobre el cambio climático con The World Wildlife Fund a principios de este año, bajo la presión de la creciente pandemia, convertimos una reunión presencial (originalmente planeada para realizarse en Buenos Aires) en una serie secuenciada multisemanal de conversaciones en línea sobre cómo construir alianzas más fuertes a nivel ciudad para cumplir con las ambiciones de reducción de carbono y cambio climático. La clave del éxito fue la elaboración de ejercicios interactivos que brindaron a las diversas partes interesadas la experiencia real de visualizar nuevas opciones sobre cuestiones climáticas de interés común. Como resultado, esa dinámica recíproca puede crear un impulso - “fly-wheel of momentum” - para tener conversaciones desafiantes que se complementen entre sí y fortalezcan la confianza en el resultado y el compromiso con el camino por delante. De la misma manera, en conversaciones en el norte de Colombia con comunidades, ejecutivos mineros y el gobierno local, la experimenté al generar un involucramiento recíproco mediante la creación de una película documental (creating a documentary film) sobre la elaboración de una sopa tradicional local (llamada “sancocho”), en la que el compartir historias e intercambiar recetas familiares entre las partes interesadas de la comunidad, las empresas y el gobierno generó los ingredientes compartidos para una mayor conexión, así como una “cuchara” común para sumergirse en las difíciles y dolorosas preocupaciones sobre derechos humanos en el centro de la disputa.

Asegurar Claridad

La Claridad del camino es el cuarto elemento esencial para levantar la dignidad. Ya sea como parte de una sola reunión o de un proceso completo, una ruta de diálogo bien diseñada se basa en una narrativa clara, establece expectativas y describe el camino a seguir. Esto es importante porque los seres humanos buscamos certeza y coherencia sobre lo que vendrá después y nos sentimos desorientados cuando no lo tenemos. "¿Por qué estamos teniendo esta conversación? ¿A dónde va? ¡No entiendo por qué tuvimos esa presentación! ¿Cuándo me tocará hablar?" Todas estas son expresiones de incertidumbre e incoherencia que ocurren cuando falta claridad en el proceso.
 
Dicho de otra manera, veo uno de mis roles como ayudando a las personas a entender y comprender la historia en la que están tratando de participar, contribuir o completar. La clave, por tanto, es preguntarnos como facilitadores, cual es la trama de la historia (arco narrativo) y cómo expresarla mejor. Como una historia, cada involucramiento tiene una serie de preguntas que inician la conversación, seguidas de pasos posteriores y puntos de tensión e, idealmente, si se hace bien, alguna conclusión o momento de conexión que ayude a los participantes a avanzar. Entonces, a diario, ayudo a las personas a descubrir su historia colectiva como parte del involucramiento y conversaciones con múltiples actores. En este sentido, las agendas bien diseñadas se convierten en una hoja de ruta para historias sólidas con finales importantes con significado.
 
En suma, he aprendido que la negociación entre individuos y organizaciones para resolver problemas y llegar a soluciones deben ocurrir en espacios que reconozcan, nutran y valoren la dignidad y humanidad de cada participante. Desde contextos extremos hasta situaciones aparentemente más simples, se aplica el adagio de “Dialogo Digno.” Al escuchar y reconocer radicalmente, aprovechar la influencia compartida, desarrollar interacciones recíprocas y constructivas y asegurar la claridad del camino, los profesionales de la resolución de conflictos pueden aumentar el potencial y la promesa del diálogo transformador.
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1 este artículo se basa, con gratitud, en una entrevista realizada esta primavera con Frieda Kay, estudiante de Cornell Masters, para el profesor John Forrester; así como los escritos fundamentales de los profesores Larry Susskind y Donna Hicks, quienes han influido en mi pensamiento sobre la intersección del compromiso efectivo de múltiples partes interesadas y el papel de la dignidad.
 
2 el diálogo transformacional es un camino para crear un cambio significativo y abordar la injusticia estructural. Otros métodos también pueden jugar un papel clave, como el activismo, la movilización y la defensa o apoyo a una causa.